¿Qué cambió desde el fin de la convertibilidad?
Los argentinos hemos tenido que adaptarnos a partir del fin de la convertibilidad.
En la construcción….¿qué cambio?
No mucho, por suerte, salvo, si, la posibilidad de financiación a través de hipotecas, instrumento este, que hacia posible la realización de proyectos hoy pertenecientes al pasado.
En lo que se refiere a la construcción tradicional (hormigón y ladrillos) solo se modificaron los precios de algunos items, como por ejemplo el hierro, cemento, arena, pero no tanto los ladrillos.
La mano de obra, si bien en un principio no se incremento, ahora, sí, debido al aumento del combustible.(en muchos casos el capataz lleva a los obreros en su vehículo) y el costo de vida. Igualmente no supera el 30%, pero atención que puede aumentar en corto plazo algo mas.
Las carpinterías nacionales prácticamente duplicaron su valor en pesos, pero las importadas siguen el valor del dólar. Como aclaración, basta recordar que una carpintería de aluminio costaba, en la época de la convertibilidad, la mitad que una de madera importada (marcas como Hurd, Marvin, etc) y un 30% menos que las de PVC también importadas.
Los techos en madera nacional duplicaron sus precios en pesos.
Lo que sí se incremento es todo lo importado, como por ejemplo, las calderas murales para calefacción y agua caliente italianas, los revestimientos cerámicos, sanitarios, y griferías.
Por suerte existen alternativas con productos nacionales con excelentes prestaciones.
De todas formas, para el que tiene dólares el costo ha bajado considerablemente, alrededor de un 60%, dependiendo de la cotización de la divisa estadounidense.
Conviene entonces hoy encarar una construcción, teniendo dólares?
A pesar de la baja del dólar, creo que si, ya que históricamente la construcción nunca se mantuvo mucho tiempo en valores tan bajos en esa divisa.
Lo aconsejable es acopiar lo más posible materiales (de este teme ya escribí en otras oportunidades), si es posible en la obra, o con empresas muy confiables, para que vayan entregando a medida que sea necesario.
No olvidemos que “los ladrillos” son una buena inversión, a largo plazo, y además nos permite disfrutar una calidad de vida superior. Esto último…. no tiene precio